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lunes, 13 de enero de 2025

CUENTO DE NAVIDAD DE JIMENA SANTURDE OCHOA.

 

LA ESTRELLA DE LOS DESEOS

 

En un pequeño pueblo nevado, rodeado de montañas nevadas y pinos con escarcha, vivía una niña llamada Gala.

Su familia no tenía mucho dinero, pero siempre encontraba la manera de llenar las fiestas de amor y alegría. Pero, ese año Gala sentía que le faltaba algo. Su padre estaba trabajando lejos y no estaría para navidad y su pequeño árbol parecía más triste de lo normal.

Una noche fría, mientras Gala miraba por la ventana, vio una estrella brillante q parecía bailar desde el cielo. Era diferente a todas las demás: más grande, más brillante, como si la estuviese llamando. Acordándose de la historia que le contó su abuela sobre una Estrella de los Deseos, decidió salir a buscarla.

Con una bufanda vieja, guantes con agujeros y con unas botas viejas de su padre, Gala cruzó el bosque nevado.

El viento soplaba fuerte, pero su corazón estaba lleno de esperanza. Mientras cruzaba el bosque, encontró un conejo tiritando de frío debajo de un árbol. Sin dudarlo, se quitó la bufanda y lo envolvió con cuidado.

“Gracias Gala” le dijo el conejo de repente con una voz suave y tierna. “Por tu generosidad te voy a ayudar. ¿Qué buscas en esta noche tan fría?”

“Voy a por la Estrella de los Deseos “, respondió Gala sorprendida. ”¿Me puedes ayudar?”.

El conejo accedió y la llevó por un prado secreto entre unos pinos. Pronto llegaron a un sitio donde la estrella parecía estar colgada encima de sus cabezas.

Pero antes de conseguirla apareció un ciervo herido. Gala, sin dudarlo rompió una parte de su chaqueta y le vendó la pata. “Tu generosidad es preciosa”, dijo el ciervo contento. “Déjame llevarte el resto del camino”. Montada en el ciervo Gala llegó al pie de una colina donde la estrella bajó lentamente, iluminando todo su alrededor. Entonces una voz suave habló: ”Gala tus actos han demostrado q tienes un buen corazón. Pide el deseo que quieras”. Sin pensarlo dos veces, Gala pidió que su padre pudiera estar con ellos en Navidad y que todas las familias del mundo sientan alegría en esas fechas.

La estrella brilló aún más fuerte y después desapareció. Gala estaba otra vez en su casa frente a su árbol, cuando de repente se giró y estaba su padre mirándola, con una sonrisa en la cara y con los brazos abiertos. ¡Papá! Gritó Gala con mucha fuerza.

Esa noche la casa de Gala estaba llena de risas, canciones, y lo más importante, el amor.

Y aunque Gala nunca volvió a ver a la Estrella de los Deseos, sabía que tenía que seguir siendo generosa con todo el mundo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FIN

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