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martes, 23 de abril de 2024

¿QUÉ ES UN SONETO?


 

Un soneto me manda hacer Violante que en mi vida me he visto en tanto aprieto; catorce versos dicen que es soneto; burla burlando van los tres delante. Yo pensé que no hallara consonante, y estoy a la mitad de otro cuarteto; mas si me veo en el primer terceto, no hay cosa en los cuartetos que me espante. Por el primer terceto voy entrando, y parece que entré con pie derecho, pues fin con este verso le voy dando. Ya estoy en el segundo, y aun sospecho que voy los trece versos acabando; contad si son catorce, y está hecho.
Lope de Vega.





  1. «Adán»

A Pablo Neruda, rodeado de fantasmas

Árbol de sangre riega la mañana
por donde gime la recién parida.
Su voz deja cristales en la herida
y un gráfico de hueso en la ventana.

Mientras la luz que viene fija y gana
blancas metas de fábula que olvida
el tumulto de venas en la huida
hacia el turbio frescor de la manzana.

Adán sueña en la fiebre de arcilla
un niño que se acerca galopando
por el doble latir de su mejilla.

Pero otro Adán oscuro está soñando
neutra luna de piedra sin semilla
donde el niño de luz se irá quemando.



Fuente: https://www.ejemplos.co/sonetos/#ixzz8YDjiA0nk

  • ¿Cómo era, Dios mío, cómo era? A
    ¡Oh corazón falaz, mente indecisa! B
    ¿Era como el pasaje de la brisa? B
    ¿Como la huida de la primavera? A

    Tan leve, tan voluble, tan ligera A
    cual estival villano… ¡Sí! Imprecisa B
    como sonrisa que se pierde en risa…  B
    ¡Vana en el aire, igual que una bandera! A

    ¡Bandera, sonreír, vilano, alada C
    primavera de junio, brisa pura… D
    ¡Qué loco fue tu carnaval, qué triste! E

    Todo tu cambiar trocose en nada C
    ¡memoria, ciega abeja de amargura! D
    ¡No sé cómo eras, yo qué sé qué fuiste! E


    Juan Ramón Jiménez, Retorno Fugaz
  • Yo sé que ver y oír a un triste enfada A
    cuando se viene y va de la alegría B
    como un mar meridiano a una bahía, B
    a una región esquiva y desolada. A

    Lo que he sufrido y nada todo es nada A
    para lo que me queda todavía B
    que sufrir, el rigor de esta agonía B
    de andar de este cuchillo a aquella espada. A

    Me callaré, me apartaré si puedo C
    con mi constante pena, instante, plena, D
    a donde ni has de oírme ni he de verte. E

    Me voy, me voy, me voy, pero me quedo, C
    pero me voy, desierto y sin arena: D
    adiós, amor, adiós, hasta la muerte. E

    Miguel Hernández, El rayo que no cesa

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