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viernes, 4 de diciembre de 2020

EJEMPLO DE MI CARTA A MI YO DEL FUTURO.

 

Escribo esta carta a mi yo futuro porque estoy experimentando sensaciones que no me gustaría olvidar con los años. Quiero que cuando haya pasado tiempo y mi yo futuro se haya llenado de experiencias, retome esta carta y se dedique un pequeño momento para pararse y pensar: si no sabemos de dónde venimos o quiénes éramos, ¿cómo será posible saber a dónde vamos o qué queremos?

Tan solo deseo un respiro y que se detenga a reflexionar…

Carta a mi yo futuro: no quiero que olvides

Querido yo, no quiero que olvides todo lo que hoy te hace tan feliz, por eso te escribo, porque en la proyección hacia el infinito que significa esta carta espero que cada día te sigas acostando con una sonrisa. Ya sea gracias a los amigos que tienes, al trabajo que realizas, a la vida social que mantienes, a la pereza que vences para no dejar de luchar por lo que te gusta, a tus aficiones, los cuales espero que no hayas abandonado. Al menos no todas, y si lo has hecho que les hayas encontrado mejores sustitutas.

Seguro que cuando leas esta carta las membranzas por las que navegues tendrán mucho de alegría. Genial, atrápalo, no permitas que los años que han pasado muten la emoción y el gesto de tu cara. Retómalo y vuelve a darle vida. Mi deseo es que tú, yo futuro, no te pierdas en tentaciones amargas y que no te hagas pequeño ante las dificultades.

Yo futuro, en esta carta quiero contarte los sueños que tengo, las aspiraciones por las que me levanto y me esfuerzo cada día. Cuando estés leyendo esto mira si has conseguido lo que querías; si no es así, sé inteligente, sigue adelante si las fuerzas y el convencimiento te lo permiten, de otro modo quédate con lo que has aprendido. Recuerda que una experiencia solo se convierte en fracaso cuando intentamos borrarla, rechazando el tiempo que tuvo la oportunidad de enseñarnos. 

Querido yo…

No quiero olvidar todo lo que hoy siento y tampoco me gustaría que lo olvidaras tú. Sirva esta carta de clave de recuerdo. Te escribo desde una etapa feliz (ya ves que no siempre es la melancolía, afortunadamente, la que inspira mis letras). No olvides tus herramientas, todo lo que te ha hecho avanzar hasta donde estás ahora, sácale partido a tu tarrito de voluntad, pero no abuses de él porque eso significaría que estás haciendo algo que no te llena. Inspira bien fuerte y continúa: muchas de las nubes que hacen sombra en el horizonte no son reales.

No olvides que los proyectos necesitan tiempo, que las personas necesitan tiempo, que el trabajo necesito tiempo, que tú eres el que domina tu tiempo y no al revés, como muchos creen. Hazte dueño de él y dale un sentido, que no pase sin contar nada, que el tiempo hable, que los momentos llenen esos relojes de historias.

En esta carta se encuentran las aventuras que has vivido, lo que hoy te hace estar orgulloso de ti, pero sobre todo lo que te hace especial y diferente. Aquello que te hace único y mi yo futuro quiero que siga siendo así, si no lo es y no sonríes en este momento, párate y piensa, ¿qué quiero y hacia dónde voy? No dejes que el hacerte mayor secuestre a la niña que en parte hoy escribe también.

 

Quiero que tú, mi yo futuro…

Quiero que tú, yo futuro, no te olvides de tu origen, y para eso te escribo, recuerda todo lo que llevas detrás. Más que agradecer, disfruta de quien está a tu lado, y quien recorre camino contigo. Si estás recordando ahora mismo a alguien que estuvo pero perdió contacto, llámale, agradécele ese lugar que ocupa en tu memoria y en tu sonrisa.

En esta carta a mi yo futuro, está toda mi esencia encendida en deseos y esperanzas, están mis ganas de continuar, mis ganas de seguir aprendiendo. No quiero que se pierdan por el camino: si así ha sido, encárgate de volver a encontrarlas, no podemos permitir que sea el viento el que dicte destino.

Espero que tú, mi yo futuro, hayas sabido crecer y adaptarte sin perderte por el camino. Quiero que vuelvas a escribir otra carta a mi yo futuro y hagas más fuerte esta prueba de que existen sueños que merecen la pena: tanto ser imaginados, como planificados, como vividos, incluso no materializados. Vive.

 

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