Queridos alumnos:
Comparto con vosotros esta carta que el profesor Sergio Calleja (Segovia) ha escrito
para sus alumnos, y en la cual me siento totalmente identificado. Os la envío
con todo mi cariño, y con el pleno convencimiento de que “lo esencial, lo importante, es invisible a los ojos”( Antoine de
Saint-Exúpery ), y eso no te lo enseña un libro de texto.
“Querido alumno:
El mes de junio te huele a verano, a vacaciones, a
planes con amigos y te sabe a festivales y a verbenas. Pero ni el curso ha
terminado como te imaginabas, ni el verano será como soñabas. Sé que eres
inteligente y seguro encontrarás la manera de disfrutar de un verano distinto y
unas vacaciones merecidas. Por favor, no olvides seguir siendo prudente, el
virus no ha desaparecido y las medidas de seguridad se hacen necesarias por ti
y por todos los que te rodean. No olvides lo que hemos vivido.
Sé que no ha sido fácil, nadie te enseñó a vivir
encerrado en casa mientras terminabas un curso a distancia. Gestionar tu
montaña rusa de emociones es una tarea compleja, conozco bien tus cambios de
humor y tu impulsividad. Sé lo que te ha costado tolerar la frustración
generada por todo lo que te has perdido (fiestas del colegio, viajes de fin de
curso, graduaciones…) y sé que la pérdida de la intimidad que tanto anhelas y
buscas ha resultado ser una batalla complicada. Pero ¡lo has conseguido! y si
alguna vez pensaste que no podías, te equivocabas. Una vez más has aprendido
que eres capaz de mucho más de lo que crees.
Independientemente del contenido repasado y aprendido,
tuve claro desde el primer día que esto no era lo importante, espero que hayas
aprovechado este tiempo para crecer en responsabilidad, autonomía y gestionar
mejor tu tiempo, entonces, habrá merecido la pena.
Si has aprendido a valorar más a tus abuelos, habrá
merecido la pena.
Si has aprendido el valor de la amistad y la importancia de los abrazos y los
besos, los de verdad, los que curan, los que te salvan, habrá merecido la pena.
Si has descubierto que el colegio o instituto no solo es un lugar donde
aprendes contenidos aburridos, sino que es fundamental para tu desarrollo y
crecimiento, habrá merecido la pena.
Si has aprendido a valorar a tus profesores, no como enemigos, sino como
acompañantes de camino, habrá merecido la pena.
Si has aprendido a querer a tus padres, si os habéis conocido más, si os habéis
peleado y perdonado, habrá merecido la pena.
Si has parado, pensado, reflexionado y has descubierto cosas de ti mismo que
desconocías. Si te has replanteado el lugar que quieres ocupar en el mundo,
habrá merecido la pena.
Si has aprendido que la solidaridad puede cambiar el mundo, habrá merecido la pena.
Si te has dado cuenta de que la vida en finita y no eres inmortal y empiezas a
vivir con intensidad aprovechando al máximo cada día y cada momento, habrá
merecido la pena.
Si has aprendido que la vida no consistía en “quemar“ experiencias nuevas cada día
y has aprendido a Vivir, habrá merecido la pena, porque de esto se trata, de
vivir.
Querido alumno, si has aprendido todo esto, no me importa nada este temario que
se ha quedado sin dar y tanto preocupa a ministros y consejeros.
Después de ver el mundo desde el balcón de tu casa,
ahora toca pisar la calle y empezar a construir. Los pensadores discuten si
después de todo lo vivido el mundo será mejor o por el contrario, sacará lo
peor de las personas. No lo sabemos, lo que sí sabemos es que si es mejor o
peor también depende de ti. Estás viendo que ante una crisis hay siempre dos
opciones, los que apuestan por crear lazos, por la solidaridad, por humanizar,
por arrimar el hombro y por pensar en el otro y aquellos que apuestan por venirse
abajo y ver todo negativo. Yo seguiré animándote en ser de los de la primera
opción, hombres y mujeres críticos para construir y mejorar el mundo.
A mí tampoco nadie me enseñó a dar clases a distancia durante
tanto tiempo, perdona todos los errores que he cometido. Ahora he aprendido
cosas que os tengo que enseñar, son sencillas y pasan inadvertidas, pero
necesarias e importantes para vivir. Ahora más que nunca tengo clara mi misión
de educador, la de enseñar a vivir cuando la vida es otra.
Cuando el 13 de marzo se suspendieron las clases,
ninguno imaginamos que ya no nos volveríamos a ver, y sin saberlo ese día se
convirtió en una despedida sin despedida. Como necesitamos de ritos porque
somos hombres y mujeres rituales, hemos intentado hacerlos a través de las
pantallas, pero los ritos on line son menos ritos. Porque no hay piel, no hay
abrazo, no hay beso.
Ahora disfruta de los reencuentros, independientemente
de tus notas y tus títulos, no olvides ser mejor persona cada día, este será tu
único y verdadero éxito. Estos meses he compartido contigo muchas teorías
filosóficas y muchos versos, hoy me despido con uno de Ángel González: Creo en
ti. Eres. Me basta.”
Feliz
verano. Un abrazo
Tu
maestro Ángel Pinel García.